jueves, 4 de noviembre de 2010

Uso y disfrute (sacándole provecho) de las redes sociales

Ante todo y como premisa grabar en fuego que la red social no deja de ser una herramienta más.

Al margen de la magia que a veces pueda envolverlas, bien por sus orígenes o por la inmersión que ofrecen, se trata básicamente de un sistema de comunicación e interlocución entre la imagen que ofrecemos y el resto de usuarios.

Beneficiarse, o por lo menos no salir perjudicado, en esta experiencia es más sencillo de lo que un neófito podría llegar a pensar.

Son tantos los detractores como los defensores de las redes sobre la privacidad o no a la hora de exponer datos alegremente.

Permitid que os presente una breve guía de consejos para un uso responsable de la red social, elaborada desde la experiencia de estos años y el intercambio de impresiones en los cara a cara que tenemos con el alumnado a lo largo de las actividades que realizamos en el Observatorio Universitario de Inserción Laboral de la Universidad de Alicante.

Sin largos tratados espero aportaros alguna micro idea o reflexión que os pueda ser de interés y que tengáis a bien difundir.


Ya no existe la privacidad informativa

Nada mejor que empezar con algo de polémica. En mi humilde opinión, quien no quiera reconocerlo tiene un problema o bien en toda su vida no ha introducido sus datos en ningún formulario público o privado (no tiene estudios, no tiene correo electrónico, no usa teléfono, no ha participado en concursos….).

Nuestros datos no sólo están expuestos, sino que además circulan con total impunidad en el mercado ilegal de datos personales. No hay más ciego que el que no quiere ver.

Otra cosa bien distinta es hacernos una serie de fotografías comprometidas y colgarlas de la red. A eso no se le llama privacidad sino estupidez.

Por tanto, tabúes fuera y a darse cuenta de la realidad informativa del mundo en el que nos movemos para quitarse el miedo al uso de redes sociales.


Inmediatez y mismo idioma

Es una de las principales ventajas: poder recibir y enviar informaciones sobre un tema determinado casi de inmediato, en relación a las veces que revisemos la red social, lo que queda determinado por el tipo de uso que le estamos dando.

Si activamos una red social cuyo objetivo es establecer cauces de diálogo con nuestros públicos no tendría sentido revisarla sólo una vez al día. Otra cosa es nuestra red o perfil personal.

El uso de la red estará condicionado al objetivo que le hayamos dado a la misma.

Por otro lado supone una ventaja porque nos estamos desplazando al terreno directo del usuario, hablando su mismo idioma. Huimos de cuestionarios de evaluación o de debates a cara descubierta, para bien o para mal.

De este modo nos es posible recoger evaluaciones que de otro modo no se producirían, con el riesgo medido de excesos escritos por parte de personas no identificadas. Si uno tiene claro que hace bien su trabajo no debe tener reparos a la hora de exponer sus resultados y pedir opinión a través de una red social.


Ofrecer la imagen que queremos

Esto viene de la mano al argumento de que uno no puede controlar lo que publican sobre él o ella en la red. Esto es relativo.

Una cosa es tener poco control inmediato sobre comentarios acerca de nuestra persona realizados en otro perfil o página a los nuestros, o vernos etiquetados en una fotografía que no hemos colgado.

Todas las redes contemplan mecanismos de control a los que el usuario puede recurrir para solicitar la retirada de ciertos contenidos.

Este trámite no sólo es lento sino que además deja de manifiesto nuestra poca vista, puesto que de tratarse de un comentario negativo siempre podemos aprovechar para darle la vuelta. No hay nada que crispe más a los críticos que verse borrados.

De hecho en la mayoría de ocasiones ni siquiera hay que responder. Los comentarios se pierden en el tiempo y mueren solos.

Respecto las fotografías el principal error que cometemos es hacérnoslas. Como siempre recuerdo que me dijo una vez Antonio: “Que no te graben”. Es la principal premisa.

¿No quieres aparecer en situaciones de dudosa moralidad en las redes?

Pues no te expongas a ellas o, si lo haces, no seas tan cazurro de hacerte un par de fotos para la posteridad.

Al margen de estos supuestos de contenidos sin controlar debemos ser conscientes de que las redes nos permiten el control absoluto del resto de materiales sobre nuestra persona, o institución, que queramos dar a conocer.

Pensad que la comunidad virtual nos conocerá precisamente por esos contenidos. En el noventa por ciento de las veces no vendrán a visitarnos ni hablarán con amigos cercanos.

¿Esto es falsear? Ni mucho menos. Es recortar una parcela de nuestra forma de ser que queramos dar a conocer, dejando el resto para nuestros amigos y familiares íntimos. Como se ha hecho toda la vida pero a nivel virtual.

Por tanto, si la imagen a proyectar es de una persona deportista y concienciada con los más desfavorecidos, centra tus fotografías al día que te fuiste con la bicicleta, al partido de tenis y a la colecta que organizaste el domingo. No se te ocurra colgar las fotos de la fiesta del jueves o del cumpleaños de tu vecino.

A la hora de publicar nuestra imagen tenemos que imaginarnos una balanza y ver cómo equilibrar dicha imagen con los contenidos que publicamos.

Si defiendes a los animales no cuelgues un post de caza. Es de lógica aplastante, pero ya conocéis lo que opino del sentido común: que todos lo conocemos pero nos cuesta horrores aplicarlo.


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