jueves, 19 de mayo de 2011

El Liderazgo que permite crecer


Se dice mucho y se hace poco. En resumen, sigue el carácter typical spanish que heredamos de épocas pasadas, en las que el líder se erigía en base a su fuerza física, a lo hombre de las cavernas, y donde permitir que un subordinado superase las capacidades era sinónimo de pérdida de la batuta de mando.

Aún sin llevarlo a los altares, porque también tiene muchas carencias, el estilo anglosajón demuestra que la mejor manera de que el líder se mantenga en su posición no es otra que la de hacer prosperar la organización.

¿Qué esto es de sentido común? Of course!! Pero a la hora de la verdad la percepción generalizada es otra. ¿O no?

También es cierto, y rompo una lanza a favor de los grandes líderes, que se va detectando un cambio en el modelo español, dejando atrás las viejas percepciones patriarcales del pasado y dando paso a estilos de liderazgo más europeos.

Aún así nos sigue costando desprendernos de esas viejas costumbres y miedos infundados de que “si dejo que me superen en capacidades me sustituirán”. Y nada más lejos de la realidad.

Un buen líder es aquel que enseña a otros a liderar sin temer que las capacidades de los subordinados o miembros del equipo, porque el líder basa su posición no en lo que sabe o deja de saber hacer, si no en su capacidad para dirigir, organizar, cohesionar y mantener la calma en los momentos difíciles y, ante todo, en su capacidad para dar un ejemplo constante a todo el equipo.

La única manera de que una organización prospere es a través del crecimiento, y este se logra cuando sus miembros mejoran sus capacidades y habilidades. El líder que veta este tipo de desarrollo por miedos a ser sustituido o por soberbia, está marcando el principio del fin de su propio liderazgo en forma de muerte por inanición.

Más claro, agua.


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