domingo, 8 de mayo de 2011

Dando Caña!


Cuando me dijeron de la existencia de un nuevo establecimiento con actuaciones en directo en San Gabriel, reconozco que me sorprendió por la poca oferta que tenemos en la ciudad en cuanto a estos locales se refiere. Decidí probar el día del primer concierto, un sábado, y francamente quedé sorprendido por la calidez del local, los precios y la atmósfera que se respiraba.

Fue entonces cuando probé a indagar un poco más sobre quiénes estaban detrás del proyecto y, para mi sorpresa, no se trataba de ningún grupo de poderosos empresarios con un flagante plan de marketing. Para nada.

Dando Caña es una explosión de emociones que varían en función del día de la semana que acudas a recibir la hospitalidad de sus dueños, un grupo de jóvenes emprendedores alicantinos, de los currantes y con las ideas claras, que decidieron un día lanzarse a la piscina de la aventura empresarial. Y la zambullida consistió, básicamente, en tratar de diseñar un producto que a ellos mismos, en el papel de consumidores, les convenciese en todos sus sentidos.

Se trata de un establecimiento dirigido desde lo más profundo del corazón, con una incipiente voluntad de servicio y calidad asociados a una relación calidad precio que llama poderosamente la atención.

A la hora de diseñar una idea empresarial los futuros éxitos se materializan en la mente de manera peligrosa, como en el cuento de la lechera, conformando una espesa neblina que puede llegar a impedir ver los principales escollos. Y lo mismo sucede con espíritus negativos, en los que el terror al más mínimo fracaso paraliza al emprendedor a dar el siguiente paso.

La lección aprendida con Dando Caña es que, efectivamente, uno puede ser “Dueño de su Destino y Capitán de su Alma” en cualquier momento, contando con la voluntad necesaria para asumir el fracaso y la capacidad de trabajo que requiere un proyecto absorbente las 24 horas del día los siete días de la semana.

En este sentido interpreto también que las claves del éxito de Dando Caña se basan en una premisa sumamente sencilla, y es impregnar al producto de la personalidad de sus creadores. A nadie se le escapa, salvando las distancias, que un Apple sin Steve Jobs o un Microsoft sin Bill Gates no serían lo mismo. La personalidad del creador, si es que de verdad pretende ofrecer aquello que él mismo demandaría, es fundamental para que esos esbozos de la idea primigenia cristalicen en una empresa real con visos de prosperar.

Dando Caña es estilo aventurero, muy a lo americano en la forma pero con un fondo tremendamente tierno y de la tierra. Nadie puede augurar lo que sucederá en el futuro, pero de seguir con esta línea de trabajo, y a la vista de los éxitos cosechados, a este “Dando Caña” aún le queda mucha Caña que dar.

Por cierto, escribiendo el post me ha entrado el antojo de ir a tomarme unos pinchitos para allá. Así que voy apagando, os dejo con mis reflexiones, y allí nos vemos.

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