Existe desde el principio de los tiempos y no tiene por qué ser un concepto peyorativo. Simplemente sus actuaciones no acaban de cuajar con sinceridad, sin perjuicio de las habilidades que demuestre poseer.
Me refiero al Profesional paracaidista, aquel que desde una posición de altura a modo de avión que sobrevuela la ciudad (redes sociales, tendencias, medios de comunicación, encuentros de networking,….), localiza un objetivo claro y se lanza sobre él machete en mano.Como hemos comentado en alguna ocasión anterior no debe confundirse con las innovaciones llevadas a cabo por organizaciones que invierten en tendencias o en I+D. Una vez más estoy a favor de aquello de “Si algo funciona, cópialo”, absolutamente legítimo, respetable y que al fin y al cabo alberga el motor de las modas en cada momento.
Los profesionales paracaidistas van desde auténticos veteranos del salto de altura, que encontramos en foros completamente divergentes, hasta aventureros llenos de valor que se lanzan, nunca mejor dicho, a la piscina con mucha ilusión y altas dosis de esfuerzo y sacrificio.
Desde mi punto de vista sólo hay un tipo de profesional paracaidista que entraría en discusión. Y es aquel que en cuanto ha aterrizado se alza en posesión de la Verdad y bombardea con mensajes de exclusividad señalándose a sí mismo como el principal referente de la materia. Esto vendría a ser colocarse la diana de "Fantasma" en la frente hasta en el caso de que realmente fuese el principal referente. Obras son amores y no buenas razones.
Ahora bien, desde el otro punto de vista, desde los que permanecen en tierra y otean a los paracaidistas en el Horizonte, hay que tomar estas situaciones como oportunidades más que como amenazas.
Evitemos instalar baterías anti-aéreas que sólo servirán para aislarnos, provocando posiblemente la muerte por inanición.
Sin el acicate de la competencia la organización puede caer en la rutina a modo de Crónica de una muerte anunciada.
El profesional que pretenda entrar en corral ajeno debería ser bienvenido en la mayoría de ocasiones, puesto que la competencia beneficia a los buenos negocios y sin duda aportará, de un modo u otro, novedades que pueden ser aprovechadas por todos.
Unos simples consejos para aquellos profesionales que, o bien son paracaidistas, o aspiran a serlo.
- Estudia muy bien el terreno donde pretendes aterrizar. Recuerda las películas que seguro has visto con paracaidistas colgados de árboles o hundidos en arenas movedizas.
- Elige muy bien tu equipo, repasando los recursos directos a los que tienes acceso, con mucho cuidado de ofrecer recursos a los que crees tener acceso. El paracaidista elige lo que meterá en su mochila antes del salto en función de la operación que pretenda llevar adelante.
- Almacena una buena dosis de humildad y discreción. No eres el primero en llegar y lo peor que puedes hacer es pretender convertirte en el gurú de referencia. Los reemplazos que se ven a sí mismos como veteranos condecorados suelen ser los primeros en caer.
- Y, sobre todo, aunque vuelva a parecer de sentido común, pregúntate con sinceridad “¿Quiero realmente saltar ahí con ese objetivo?”. Los que saltan a la desesperada pueden romperse una pierna al tocar tierra.
Ser un profesional paracaidista no es malo. Es otra forma de ver las cosas, con un estilo quizá algo más frenético.
Pero ojo con pretender tener galones de General sin conocer ni siquiera lo que comen los soldados.
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