miércoles, 20 de abril de 2011

Irradia lo que quieras recibir


Nadie quiere trabajar en atmósferas grises ni opresivas. Y cuando lo hacen es de manera obligada, porque no les queda otra, y con un rendimiento terriblemente inferior al que habría en situaciones inversas.



Regular las conductas emocionales de nuestros compañeros es al mismo tiempo una inversión en nosotros mismos.

En el ser humano se da un fenómeno denominado “Efecto espejo”. Esto es que, en primer lugar, tendemos a copiar comportamientos de aquellos que nos rodean y, posteriormente, a raíz de una exposición más prolongada, empezamos a sentir empatía por las emociones de los demás.

De ahí que personas que llevan tiempo trabajando juntas acaben vistiendo casi igual, o que parejas que llevas muchos años casadas sincronicen sus gestos sin darse cuenta.

Por tanto, si el rendimiento está ligado a la situación emocional de la persona, ¿no tendrá más sentido potenciar dicho estado hacia puntos de felicidad y alegría?

Aplicar el humor positivo en una organización reporta tan solo beneficios en forma de mejores colaboradores, de equipos más cohesionados y, por tanto, de un mayor rendimiento ya vaya dirigido hacia objetivos remunerados o voluntarios. Por fortuna esto vale tanto para equipos de trabajo directivos como para amigos que se juntan para jugar al fútbol.

Por tanto, mi consejo para quien lo quiera coger: Irradia aquellas emociones que quieras recibir. Y si no, prueba. Saluda constantemente, con una amplia sonrisa, a ese/a compañero/a rancio que ves a diario. Al poco tiempo acabará devolviéndote la sonrisa, llegaréis a saludaros verbalmente y acabará por echarte una mano el día que lo necesites.

Por tanto, no vale echarle siempre el muerto al ambiente laboral. Cambiar las cosas está en tus manos.