Esther Gallego, orientadora laboral y técnico del Centro de Apoyo al Estudiante de la Universidad de Alicante, realizó una interesante reflexión sobre la diferencia conceptual entre “Enchufe” y “Contacto”, que comparto plenamente.
La consecución de un objetivo a través de un enchufe reviste una dificultad mínima y un esfuerzo, en la gran mayoría de ocasiones, casi nulo. Digamos que la corona viene dada de familia y el auténtico trabajo hubiese sido no conseguir el objetivo.
En cambio, obtener dicho objetivo mediante un contacto difiere en el sentido de que ese nexo entre objetivo-consecución ha sido fruto de un trabajo previo por nuestra parte.
El contacto forma parte de una red (social o profesional) que ha visto en nosotros un valor positivo en el sentido profesional, haciéndonos caer “en gracia” y ofreciéndonos sus recursos a modo de nodo con otro tipo de contactos en una red que se nos escapa.
¿Cómo nos ha percibido como valor positivo?
Sin lugar a dudas por méritos propios, lo que se traduce en trabajo y que difícilmente puede ser señalado por el dedo de nadie como enchufe. Una influencia conseguida a través del propio trabajo no puede considerarse enchufe sino contacto.
Son reflexiones fáciles de entender y todavía más fáciles y susceptibles de ser acusadas de obvias, pero soy un auténtico fan del sentido común, sobre todo porque me asombra con qué facilidad lo predicamos sin dejar de caer una y otra vez en los mismos errores.
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