Con los nuevos grados implantados en el Espacio Europeo de Educación Superior se han empezado a despertar ciertas dudas, muy interesantes, entre quienes están cursando, o han cursado ya, una Licenciatura.
Acceder a un grado quiere decir que en cuanto se es egresado se adquiere el título de Graduado. Fácil.
Este título se homologará automáticamente con los Grados europeos, de modo que cursar un grado en España sea igual que cursar el mismo grado en cualquier otro país de la Unión, en lo que se traduce como la base de la convergencia.
A la hora, pues, de realizar una baremación se facilitan mucho los trámites y los procesos tanto administrativos, en caso de presentarse a ofertas públicas o querer cursar otro grado, como de inserción laboral ante el hecho de que cualquier empleador en un país de la UE sabrá a ciencia cierta los conocimientos adquiridos por el aspirante durante su aprendizaje académico.
Ahora bien, ¿qué sucede con las personas que actualmente se encuentran a mitad de una Licenciatura? ¿Cómo se producirá esta convergencia? ¿O no se producirá?
He llegado a escuchar en coloquios informales a estudiantes que opinan que con la implantación real de los grados automáticamente, al finalizar su licenciatura, recibirán el título de graduado. Pero se les escapa el detalle de que no se puede obtener un título por algo que no se ha hecho. Es mucho más sencillo que todo eso. El que está estudiando una licenciatura obtendrá el título de licenciado y el que está estudiando o vaya a estudiar un grado obtendrá el título de graduado.
Al escuchar esta explicación los estudiantes en licenciaturas abren los ojos como platos y sienten cierto temor al presagiar que “han llegado tarde” a Europa y, por tanto, tendrán más problemas a la hora de enfrentarse al mercado laboral. En este punto es cuando tocar sentar en una silla al estudiante para que tome aire.
Y el planteamiento a continuación es el siguiente. Si hasta ahora esos quebraderos de cabeza para la homologación europea se traducían y solucionaban con papeleos y formularios, ¿qué sentido tiene ahora ponerse a temblar? Poco, o nada, ha cambiado entre el futuro licenciado y el que lo lleva siendo varios años. Eso hay que grabárselo a fuego en la frente.
Nadie va a quedarse fuera del mercado ni a partir de ahora los empleadores buscarán graduados en lugar de licenciados. Nada más lejos de la realidad.
La convergencia ha simplificado procesos, sencillamente.
La traducción pragmática es que una persona licenciada se enfrentará a más formularios que una persona graduada, como se venía haciendo hasta ahora. Es más, me atrevería a añadir (y esto es opinión absolutamente personal) que la carga docente de una persona licenciada, al ser generalmente superior, podría llegar a suponer cierta ventaja frente otra graduada en algunos aspectos, por lo que el equilibrio de fuerzas se mantendría en perfecta armonía. Una cosa por otra.
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