Sólo se vive una vez....¡¡pero hay que vivirla!!
Pep Rubio 3.0
Reflexiones y opiniones personales. Bitácora de viaje.
martes, 6 de septiembre de 2011
¿En serio quieres emprender?
Sólo se vive una vez....¡¡pero hay que vivirla!!
lunes, 5 de septiembre de 2011
The Empire Strikes Back
Pues eso mismo. ¿Cuántas veces después de unas vacaciones hemos sentido la necesidad de rebuscar en el armario el traje de Darth Vader para iniciar nuestro particular Imperio Contraataca?
Son días en los que nos vemos inundados y hasta saturados con mensajes post-vacacionales de ánimo, ilusión, proyectos y un sinfín de consejos sobre cómo superar con éxito la vuelta al cole.
Pero, vamos a ver… ¿A estas alturas y todavía no nos hemos dado cuenta que el mensaje es, ante todo, perverso?
La auténtica filosofía debería ser algo del tipo “Lleva siempre encima un trocito de tus vacaciones en el trabajo, y un trocito del trabajo en tus vacaciones”. ¡Y me explico antes de ser abatido a pedradas!
Sabiendo que el abismo profesional de tareas que se abre antes y después de un periodo vacacional es inmenso, por mucha planificación de la que dispongamos, la recomendación pasa por aprender a convivir en el día a día, semana tras semana, con espacios dedicados realmente a un mínimo de “Vacaciones”.
Y no se trata únicamente de sacar media hora para ver la televisión o salir con los amigos. Es más bien una actitud mental de desconexión, al igual que en periodos sin actividad profesional es ideal buscar esos breves momentos de reconexión para que no se nos atrofien las ideas ni se nos atragante ninguna tarea a la vuelta.
Puede sonar casi a novela de Orwell, y ciertamente yo pensaba algo parecido hasta que me animé a probarlo y descubrí que más que Orwell es un rollito Zen de actitud mental.
Y, señores y señoras, cierto es que funciona y que ayuda sobremanera a llevar una existencia armónica, en paz con los deberes y acorde a los derechos. Y si no, probadlo y entre cañita y cañita me comentáis las conclusiones.
viernes, 8 de julio de 2011
Rinde más y cánsate menos
Los responsables de Recursos Humanos de las empresas nunca han sido vistos con demasiados buenos ojos. Vienen a tener la misma fama que los árbitros de los partidos de fútbol, sobre los que cae tanto la responsabilidad como las peores miradas y calificativos.
Con la que está cayendo todavía es mucho peor, generándose en ocasiones auténtica paranoia por parte de los empleados bajo su cargo. Y nada más lejos de la realidad.
Soy machacón con el tema, lo sé, pero insisto en que la clave que debemos tener como trabajadores por cuenta propia, donde nosotros somos nuestro mismo director de RRHH, o por cuenta ajena, de cara sobretodo a aprovechar el tiempo de trabajo como si de tiempo de vida se tratase (que, de hecho, se trata), reside en cultivar la actitud.
Pocas cosas son tan terribles como la sensación de que la vida se te escapa de las manos. Por muchas garantías laborales que un trabajador pueda tener, si al fin y al cabo no es feliz con su tarea, apaga y vámonos.
¿Cuál es el paradigma ideal? El de rendir más cansándose menos, que no debe confundirse con ni cansarse ni rendir.
¿Nunca os ha pasado que en ocasiones veis a otros que parece que en lugar de ir a trabajar se vayan a la feria? Y, claro, a lo typical spanish sacamos la conclusión de que son unos caras duras o unos perrotes viva la vida.
Que no quiere decir que a veces suceda, pero el tema que nos ocupa aquí es otros. Me refiero a ese perfil de trabajador que disfruta con lo que hace, al margen de lo que esto sea, porque más que en el contenido se centra en lo que lo rodea. Y aquí viene la dichosa actitud.
En el peor de los escenarios toca hacer igual que los presos de guerra del Vietcong que volvieron a casa, que sobrevivieron a sus cautiverios gracias únicamente a la resistencia mental. Porque la otra opción es no sobrevivir…
Pero además de la parte anímica para poder cumplir eso de “rinde más y cánsate menos” viene una parte algo más técnica, que sé que es la que siempre entusiasma a los más pragmáticos.
Sencillas claves que pasan por Invertir tiempo en planificar, Contrastar y pedir opiniones, y sobre todo, tener el valor de saber rectificar a tiempo.
Este es un error clásico que todos comentemos, y seguiremos cometiendo en la vida. El ejemplo más claro es cuando le decimos al conductor del coche que se ha equivocado de ruta. “¿Por qué no has avisado antes?”, nos pregunta. Y respondemos, encogiendo los hombros “Es que no quería molestar”.
La estupidez en su máximo esplendor, fruto de una mezcla de vergüenza, orgullo herido (sobre todo si hemos indicado el camino nada más salir) y falta de coraje.
Porque ante una obra, por mucho que cerremos los ojos, ¡¡la carretera seguirá cortada!!
viernes, 27 de mayo de 2011
Tipologías de Liderazgo
Desde los albores de las teorías sobre liderazgo se han distinguido diferentes tipologías que corresponden a determinados tipos de organización y formas de Dirección de grupos humanos.
Liderazgo Democrático
Como su nombre indica es el caracterizado porque es el grupo quien interviene en la toma de decisiones sobre las propias actividades del grupo, siendo el líder un conductor de la discusión del grupo. Su papel es de participante, guía y moderador que no menosprecia la participación de los demás miembros, actuando dentro de las normas establecidas por el mismo grupo.
Las reacciones positivas que generan los líderes democráticos suelen ser de un ambiente de camaradería, participación justa y equitativa, que puede ir unida a una producción razonablemente satisfactoria. La parte negativa de este Liderazgo es que pueden surgir voces no cualificadas pero autorizadas por la misma doctrina democrática del grupo, o distorsiones en la toma de decisiones.
Liderazgo Liberal (Laissez faire)
Aunque el término puede llevar a engaños, en la teoría de liderazgo se refiere a un liderazgo que no se acaba de asumir completamente. Es decir, que el líder es uno más en todos los sentidos, pecando o bien de dejadez o de flexibilidad extrema. Deja al grupo a su propia deriva y se mantiene pasivo.
Con este tipo de liderazgo las reacciones son más negativas que positivas, pues vienen de la mano de la improductividad al pasar tiempo y tiempo sin que nadie asuma las decisiones. Se percibe una clara desorientación, falta el consenso y, lo más peligroso de todo, una posible desintegración del grupo por falta de solidez.
Liderazgo Autoritario
Aquel en el que el líder toma todas las decisiones y supervisa las actividades de todos aquellos bajo su responsabilidad. Puede escuchar al Grupo pero finalmente es él quien toma todas las decisiones.
Con esta tipología se encuentran presentes dos tipos de reacción que vienen marcadas ya no por el estilo de liderazgo, sino por la personalidad y eficacia del líder. La primera es la reacción pasiva, cuando el grupo acepta las condiciones establecidas y su producción es solamente la necesaria. Si el líder escucha y asume las consecuencias de sus decisiones, el grupo puede sentirse reconfortado y formando parte de un gran proyecto. Si no lo hace, o siempre es su visión la que prevalece, entonces podemos pasar a la segunda reacción.
Es la llamada reacción agresiva, en la que el grupo se manifiesta con la presencia de victimas expiatorias, mínima producción e incluso nula si el líder no está presente. En este grupo existe mucha agresión contenida, frustración y poca satisfacción personal.
Sin embargo, el desarrollo organizacional ha permitido ir un poco más allá y ampliar esta tipificación tradicional presentando Tres nuevos tipos de liderazgo:
Líder Centrado en el Grupo (G)
Líder centrado en el Líder (L)
Líder Descentrado (D)
Esta tipología se estructura a partir de dos componentes. El primero de ellos es el manejo de los participantes, es decir el grado de libertad que concede el líder a los participantes del grupo, y el segundo es el grado de acercamiento emocional del mismo líder hacia el grupo.
El liderazgo centrado en el grupo (G) es un liderazgo que se orienta hacia la meta y los colaboradores. Los colaboradores disponen de mucho espacio para la creatividad y realización de sus tareas sin que pierda el manejo a través del líder. El control está orientado hacia el asunto y no hacia la persona, hay información mutua y los colaboradores participan en el proceso de toma de decisiones. El líder tiene una relación emocional positiva con sus colaboradores, está abierto a preguntas y sugerencias, defiende a sus colaboradores hacia afuera y facilita un clima positivo en el grupo.
El Liderazgo centrado en el Líder (L) se caracteriza por una estructuración y asignación de tareas a través de un manejo intencionado de las actividades del grupo y un control detallado de la realización de la tarea. Las metas son dadas y las decisiones también. El espacio de los colaboradores es mínimo. Asimismo, hay dos variantes extremas con relación a los colaboradores. Primero un distanciamiento pronunciado, lo cual los colaboradores viven más bien como rechazo y frialdad emocional y en segundo lugar un acercamiento patriarcal (jovial) que es en el fondo una relación asimétrica (padre- hijo).
El Liderazgo Descentrado (D) es aquel que se conduce descentradamente, el líder no maneja ni influye en las actividades del grupo. Los colaboradores no tienen límites en su conducta de trabajo. Tampoco encuentra apoyo. Aquí la relación con sus colaboradores es principalmente neutral aunque también puede ser distanciada o de cercanía. El líder no influye en las relaciones entre los miembros del grupo.
jueves, 19 de mayo de 2011
El Liderazgo que permite crecer
Se dice mucho y se hace poco. En resumen, sigue el carácter typical spanish que heredamos de épocas pasadas, en las que el líder se erigía en base a su fuerza física, a lo hombre de las cavernas, y donde permitir que un subordinado superase las capacidades era sinónimo de pérdida de la batuta de mando.
Aún sin llevarlo a los altares, porque también tiene muchas carencias, el estilo anglosajón demuestra que la mejor manera de que el líder se mantenga en su posición no es otra que la de hacer prosperar la organización.
¿Qué esto es de sentido común? Of course!! Pero a la hora de la verdad la percepción generalizada es otra. ¿O no?
También es cierto, y rompo una lanza a favor de los grandes líderes, que se va detectando un cambio en el modelo español, dejando atrás las viejas percepciones patriarcales del pasado y dando paso a estilos de liderazgo más europeos.
Aún así nos sigue costando desprendernos de esas viejas costumbres y miedos infundados de que “si dejo que me superen en capacidades me sustituirán”. Y nada más lejos de la realidad.
Un buen líder es aquel que enseña a otros a liderar sin temer que las capacidades de los subordinados o miembros del equipo, porque el líder basa su posición no en lo que sabe o deja de saber hacer, si no en su capacidad para dirigir, organizar, cohesionar y mantener la calma en los momentos difíciles y, ante todo, en su capacidad para dar un ejemplo constante a todo el equipo.
La única manera de que una organización prospere es a través del crecimiento, y este se logra cuando sus miembros mejoran sus capacidades y habilidades. El líder que veta este tipo de desarrollo por miedos a ser sustituido o por soberbia, está marcando el principio del fin de su propio liderazgo en forma de muerte por inanición.
Más claro, agua.
domingo, 8 de mayo de 2011
Dando Caña!
miércoles, 20 de abril de 2011
Irradia lo que quieras recibir
Nadie quiere trabajar en atmósferas grises ni opresivas. Y cuando lo hacen es de manera obligada, porque no les queda otra, y con un rendimiento terriblemente inferior al que habría en situaciones inversas.
Regular las conductas emocionales de nuestros compañeros es al mismo tiempo una inversión en nosotros mismos.
En el ser humano se da un fenómeno denominado “Efecto espejo”. Esto es que, en primer lugar, tendemos a copiar comportamientos de aquellos que nos rodean y, posteriormente, a raíz de una exposición más prolongada, empezamos a sentir empatía por las emociones de los demás.
De ahí que personas que llevan tiempo trabajando juntas acaben vistiendo casi igual, o que parejas que llevas muchos años casadas sincronicen sus gestos sin darse cuenta.
Por tanto, si el rendimiento está ligado a la situación emocional de la persona, ¿no tendrá más sentido potenciar dicho estado hacia puntos de felicidad y alegría?
Aplicar el humor positivo en una organización reporta tan solo beneficios en forma de mejores colaboradores, de equipos más cohesionados y, por tanto, de un mayor rendimiento ya vaya dirigido hacia objetivos remunerados o voluntarios. Por fortuna esto vale tanto para equipos de trabajo directivos como para amigos que se juntan para jugar al fútbol.
Por tanto, no vale echarle siempre el muerto al ambiente laboral. Cambiar las cosas está en tus manos.